lunes, 3 de agosto de 2015

SEMANA 27

SEMANA 27

AGRADECE AL SEÑOR POR SUS PEQUEÑAS BENDICIONES

Un  monje errante se mudaba de un lugar a otro como lo establecía el Código de su Orden Religiosa.  Fue así como llegó una tarde a un pueblo. Sin embargo, ningún habitante del pueblo estaba dispuesto a darle comida o refugio. Cansado y con hambre, se ubicó debajo de un árbol para pasar la noche. Antes de quedarse dormido, oró con profunda reverencia y sentimiento de gratitud.
Un devoto que pasaba por allí lo vio y oyó. Con respeto, se acercó al hombre sagrado y dijo: “Señor, todos los habitantes del pueblo te han negado comida y refugio. Pareces cansado y famélico. ¿Cómo puedes, a pesar de todo, acordarte de orar? ¿Qué te ha dado el Señor por tus buenos actos? ¿De qué tienes que estar tan agradecido?”

El monje respondió con calma y alegremente, “¡Mi buen hombre! Con más razón es por eso que no olvido a mi Buen Señor. Necesito tener hambre hoy, y Él me lo ha otorgado; no debía dormir en una casa acogedora y Él se encargó de que así lo fuera. Él sabe mejor lo que deseo, lo que merezco y lo que es mejor para mí. Alabado sea el Señor por Su Gracia.”

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