lunes, 27 de julio de 2015

SEMANA 26

SEMANA 26

TEMA: EL AGRADECIMIENTO

OBJETIVO: DESCUBRIR LA IMPORTANCIA DE AGRADECER A DIOS POR MIS CAPACIDADES

ACTIVIDAD:

1. Teniendo en cuenta la lectura de la semana inmediatamente anterior, desarrollar:

a. Hacer un dibujo sobre el mensaje central del texto.

b. Hacer una reflexión sobre los valores, las cualidades y las capacidades que poseo y que no reconozco diariamente.

c. compartir con un familiar la historia y pedirle que me escriba en el cuaderno, una reflexion sobre lo que le dice dicha historia.


lunes, 20 de julio de 2015

SEMANA 25

SEMANA 25

YO ERA CIEGO

El banco del parque estaba vacío cuando me senté a leer debajo de las ramas de un viejo sauce llorón, desilusionado de la vida y con buenas razones para fruncir el ceño ya que el mundo se había empeñado en agobiarme.
Y como para arruinar mi raro día tranquilo, un joven muchacho, cansado de jugar, se acercó. Se paró justo enfrente de mí con su cabeza inclinada hacia delante y dijo con gran emoción: “¡mira lo que encontré!”.
En su mano, tenía una flor que daba pena mirar, con sus pétalos marchitos por falta de lluvia o luz. “Seguro que huele bien y es hermosa también. Por eso la elegí; es para ti.”
Sabía que la debía agarrar o nunca se iría. Entonces extendí mi mano y dije: “Justo lo que necesito.”
Pero en vez de colocar la flor en mi mano, la sostuvo a medio camino, sin razón alguna. Fue entonces que me di cuenta, por primera vez, que el muchacho que sostenía esa pequeña maleza no podía ver, era ciego.
Escuché el temblor de mi voz y las lagrimas se asomaron como el sol mientras le agradecía por haber escogido la mejor de todas. “De nada,” sonrió y corrió a jugar, ignorando el impacto que había causado en mi día.
¿Cómo sabía él de mis dificultades auto-impuestas? Quizás, dentro de su corazón, había sido bendecido con la visión verdadera.
A través de lo ojos de un niño ciego, pude ver al fin, que el problema no era el mundo, sino yo. Acerqué esa flor marchita a mi nariz y respiré la fragancia de una bella rosa y sonreí por el niño que, con otra maleza en la mano, se iba a cambiar la vida de un anciano desprevenido.

-Autor desconocido

lunes, 13 de julio de 2015

SEMANA 24

SEMANA 24

TEMA: EL VALOR DE LA BONDAD

OBJETIVO: REFLEXIONAR SOBRE LO QUE ES LA BONDAD HUMANA

ACTIVIDAD:

1. Leer el cuento de valores de la semana anterior y responder:

a. Mensaje principal de la historia.

b. Elegir 20 palabras de la historia y hacer una sopa de letras.

lunes, 6 de julio de 2015

SEMANA 23

SEMANA 23

El jardín de las estatuas

Cuento sobre la bondad y la iniciativa


Cuento



Idea y enseñanza principal

Ambientación

Personajes

Quien "no hace mal a nadie" aún está muy lejos de ser buenoUn jardín hace mucho tiempoDos amigos jóvenes
Hace mucho tiempo, existía un lugar mágico que guardaba grandes maravillas y tesoros del mundo. No era un lugar oculto, ni escondido, y cualquiera podía tratar de acceder y disfrutar sus delicias. Bastaba cumplir un requisito: ser una buena persona. Ni siquiera heroica o extraordinaria: sólo buena persona.
Allá fueron a buscar fortuna Alí y Benaisa, dos jóvenes amigos. Alí fue el primero en probar suerte, pues cada persona debía afrontar sus pruebas en solitario. Pronto se encontró en medio de un bello jardín, adornado por cientos de estatuas tan reales, que daba la sensación de que en cualquier momento podrían echar a andar. O a llorar, pues su gesto era más bien triste y melancólico. Pero Alí no quiso distraerse de su objetivo, y conteniendo sus ganas de seguir junto a las estatuas, siguió caminando hasta llegar a la entrada de un gran bosque. Esta estaba custodiada por dos estatuas de piedra gris muy distintas de las demás: una tenía el gesto enfadado, y la otra claramente alegre. Junto a la entrada se podía leer una inscripción: “La bondad de tu carácter deberás a las piedras contar”.
Así que Alí se estiró, aclaró la gargante y dijo en alta voz:
- Soy Alí. Una buena persona. A nadie he hecho ningún mal y nadie tiene queja de mí.
Tras un silencio eterno, la estatua de gesto alegre comenzó a cobrar vida, y bajándose de su pedestal, dijo amablemente:
- Excelente, tu bondad es perfecta para este sitio. Está lleno de estatuas como tú: ¡a nadie hacen mal, y nadie tiene queja de ellas!
Y en el mismo instante, Alí sintió cómo todo su cuerpo se paralizaba completamente. Ni siquiera los ojos podía mover. Pero seguía viendo, oyendo y sintiendo. Lo justo para comprender que se había convertido en una más de las estatuas que adornaban el jardín.
Poco después era Benaisa quien disfrutaba de las maravillas del jardín. Pero al contrario que a su amigo, la visión de aquellas estatuas, y sus ojos tristes e inmóviles, le conmovieron hasta el punto de acercarse a tocarlas una por una, acariciándolas, con la secreta esperanza de que estuvieras vivas. Al tocarlas, sintió el calor de la vida, y ya no pudo apartar de su cabeza la idea de que todas seguían vivas, presas de alguna horrible maldición. Se preguntaba por sus vidas, y por cómo habrían acabado allí, y corrió varias veces a la fuente para llevar un poco de agua con el que mojar sus labios. Y entonces vio a Alí, tan inmóvil y triste como los demás. Benaisa, olvidando para qué había ido allí, hizo cuanto pudo por liberar a su amigo, y a muchos otros, sin ningún éxito. Finalmente, vencido por el desánimo, se acercó a las estatuas que custodiaban la entrada al gran bosque. Leyó la inscripción, pero sin hacer caso de la misma, habló en voz alta:
Otro día defenderé mis buenas obras. Pero hoy tengo un amigo atrapado por una maldición, y muchas otras personas junto a él, y quisiera pedir su ayuda para salvarlos...
Cuando terminó, la estatua de gesto enfadado cobró vida entre gruñidos y quejas. Y sin perder su aire enojado, dijo:
- ¡Qué mala suerte! Aquí tenemos alguien que no es una estatua. Habrá que dejarle pasar...¡y encima se llevará una de nuestras estatuas! ¿Cuál eliges?
Benaisa dirigió entonces la vista hacia su amigo, que al momento recuperó el movimiento y corrió a abrazarse con él. Mientras, los árboles del bosque se abrían para dejar ver un mundo de maravillas y felicidad.
Cuando un feliz Benaisa se disponía a cruzar la puerta, el propio Alí lo detuvo. Y echando la vista atrás, hacia todas las demás estatuas, Alí dijo decidio:
Espera, Benaisa. No volveré a comportarme como una estatua nunca más. Hagamos algo por estas personas.
Y así, los dos amigos terminaron encontrando la forma de liberar de su encierro en vida a todas las estatuas del jardín, de las que surgieron cientos de personas ilusionadas por tener una segunda oportunidad para demostrar que nunca más serían como estatuas, y que en adelante dejarían de no hacer mal ni tener enemigos, para hacer mucho bien y saber rodearse de amigos
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Autor..